La doctora María José Castro tiene más de 15 años de experiencia en su especialidad y dirige su propio centro en la capital. Antes ya había trabajado en numerosas clínicas y hospitales como el Monte Príncipe, la Teknon, la Jiménez Díaz y perteneció a la unidad de reconstrucción mamaria del Gregorio Marañón.

La Dra. Castro responde a estas preguntas, para la entrevista de radio del programa «Pasaba por aquí».

  • Un cirujano plástico, María José, es una especie de Dios, gente que es capaz de enmendarle la plana a la mismísima naturaleza.
    Bueno, en realidad, el cirujano plástico es más bien un artesano, ni se nos ocurre, distamos mucho de esa divinidad. Lo que pretendemos es intentar dirigir un poquito los errores que la naturaleza ha cometido y que afectan a la mente, a la autoestima de muchos de nuestros pacientes.

 

  • Claro porque si un chiquillo tiene orejas de soplillo y se acompleja, alguien como tú puede resolverlo a golpe de bisturí y evitar una causa más que probable de infelicidad ¿no?
    Desde luego y lo vemos constantemente. Cuando operamos las orejas en soplillo o alguna otra malformación congénita, como los labios leporinos, los paladares fisurados, esos niños van a ganar muchísimo en calidad de vida y en autoestima, en edades donde es muy complejo integrarse en la sociedad. Y es ideal que se puedan integrar sin tener que arrastrar semejantes complejos o faltas de autoestima que les puedan llevar el día de mañana a tener problemas.

 

  • Eso también ocurre con el pecho de las mujeres, que quién no lo tiene, ni grande ni pequeño, puede pensar que es una tontería, pero quien sí lo tiene o no lo tiene grande o pequeño, tiende a sonreír bastante menos ¿verdad?
    Es una cuestión de cómo interpretemos, lo que nos está pasando. Tú puedes tener una situación física mejor o peor y llevarlo de maravilla y tener una vida plena y que esto no te afecte para nada. Y yo soy la primera que digo, ¡Ole, genial! Estupendo! Hay que formar a los niños y a los adolescentes en tener valores que refuercen esa autoestima. Pero si a pesar de todo tenemos personas que estén sufriendo o que les cuesta más relacionarse, porque se ven afectados por determinados complejos y está en nuestra mano facilitarles la vida, y solucionarlo dentro de unas técnicas muy seguras ¿porqué vamos a señalarlos con el dedo por hacerlo?

 

  • En una consulta de cirugía estética se ven auténticos dramas ¿verdad?
    Sí, muchas veces si.

 

  • Gente que sufre de verdad.
    Se ve gente que sufre mucho, por eso siempre defendemos los cirujanos plásticos que lo que hacemos es medicina. Aunque hagamos cirugía estética, esto no es un capricho, esto no es un objeto de lujo que queramos comprar. Esto es muchas veces, resolverle la vida a gente que se enfrenta a una realidad cotidiana, con menos armas, que las que tienen un físico mas atractivo o gente que lo ha tenido y que por circunstancias de la vida, pues lo ha perdido. Muchas veces es el envejecimiento, otras veces es la bendita maternidad, que nos da cosas positivas, pero nos quita mucho, a nivel físico. Y en muchas ocasiones también es causado por accidentes o por procesos oncológicos que podemos reparar.

 

  • Tú ayudas a mucha gente a ser feliz.
    Yo creo que sí o al menos eso espero. Eso es lo que me lleva a sentir pasión por este trabajo, esa sonrisa de agradecimiento del paciente, al que has entendido, al que has escuchado y al que has ayudado.

 

  • En cirugía estética lo importante quizás no sea ese montón de diplomas que una profesional como tú, tiene colgados en la consulta. Sino esa nariz que luce una buena amiga, ese pecho firme y contorneado que luce aquella otra o esos pectorales de Dios griego que pasea por la vida algún que otro varón que tienen en su agenda el teléfono correcto. Quiero decir, que lo que en realidad funciona es la información boca a boca.
    Siempre, estamos en un momento en el que los medios, las redes sociales, la publicidad es una herramienta maravillosa de marketing, pero los cirujanos plásticos seguimos viviendo, seguimos trabajando gracias al boca a boca. No hay nada mejor que la recomendación de un paciente satisfecho, porque el paciente se acerca a un profesional bien formado, pero sobre todo lo que está buscando es un profesional en el que pueda confiar. Y eso, de tranquilidad, se lo da de entrada un conocido, alguien que ha tenido una buena experiencia. Y luego lo da la empatía que puedas demostrar, la conexión que exista en la consulta. Por muy buen profesional que tu seas, sino conectas con el paciente, sino se siente entendido en sus demandas o rectificado cuando se está equivocando en lo que está pidiendo, no va a confiar en ti a nivel de contratarte o de meterse en una cirugía en tus manos.

Los pacientes de un cirujano estético son como las cerezas, tiras de una y vienen unas cuantas enganchadas.