Una de las principales preocupaciones de mis pacientes antes de someterse a una una cirugía de aumento mamario con implantes se refiere a la duración de los mismos. Y en el caso de que estos se rompan, cómo detectarlo.

Además, como el resto de las mujeres, tendrán que someterse a una vigilancia del tejido mamario como screening de un posible cáncer de mama. Y a veces, resulta complicado saber cuándo revisarse y cómo hacerlo.

También me encuentro con  muchas pacientes en el extremo contrario. Esto es, despreocupadas del seguimiento de sus prótesis, con la falsa creencia de que estas durarán toda su vida y de que si no presentan ninguna sintomatología será que sus implantes están bien. Y esto, desde luego, no tiene por qué ser así. La rotura de un implante de mama se detecta en las pruebas de imagen y suele ser asintomática.

Las prótesis tienen una vida útil limitada. La expectativa media de vida útil de un implante mamario se sitúa entre 10 y 20 años. Con el tiempo, la cubierta se va deteriorando, aumentando el riesgo de rotura, y de exudación de silicona a su través por un cambio de permeabilidad, sobre todo a partir de los 15 años.

Como cirujano plástico recomiendo siempre a mis pacientes hacer un seguimiento tras la cirugía de aumento mamario con implantes así como un control preoperatorio del tejido mamario.

En este post trataremos los siguientes temas

Protocolo de imagen previo a la implantación

Nunca está de más una prueba diagnóstica previa a una intervención. Sobre todo si existen antecedentes de cualquier tipo de lesión, si eres mayor de 25 años o si tienes antecedentes de patología mamaria familiar.

En todas aquellas mujeres mayores de 25 años que haya que realizar una mamoplastia de aumento, se realizará  siempre un estudio de imagen previo, para excluir patología y para documentación de potenciales alteraciones. 

Como primer estudio diagnóstico, la mamografía es la prueba  que primero detecta las micro-calcificaciones. Estas, pueden ser el primer signo de cáncer de mama.

En pacientes muy jóvenes con mamas densas o muy hipoplásicas puede ser más útil la realización de una ecografía.

Protocolo de imagen posterior a la implantación

En las mujeres a las que se ha realizado una mamoplastia de aumento con implantes, el estudio de imagen para el seguimiento de las prótesis se realizará mediante ecografía, con una periodicidad anual. Cualquier irregularidad ecográfica del contenido de los implantes puede ser debida a rotura intracapsular y por tanto justificará la realización de una resonancia magnética dirigida a evaluar el estado de los mismos. Solo se realizará la resonancia magnética en función de los hallazgos ecográficos.

Ecografía

Es una técnica basada en la utilización de ultrasonidos, de gran utilidad en este grupo de pacientes. Permite realizar cortes tomográficos en todos los planos posible y no se ve afectada por la superposición de los implantes, como le ocurre a la mamografía.

La ecografía aventaja a la mamografía en la visualización del interior de las prótesis de silicona, siendo capaz de aportar signos altamente fiables de rotura intracapsular. (Destrucción parcial de la cubierta que envuelve al gel de silicona del implante.  Dicho gel, sin embargo, queda retenido en el interior de la cápsula fibrosa).

Se puede sospechar la rotura protésica, ante una prótesis deformada con multitud de ecos internos, y el signo del “stepladder” o “escalera”. También reconoce los siliconomas y la afectación ganglionar por la migración de silicona en su interior. La rotura extracapsular se vería con el signo de la “tormenta de nieve”.

También  ve con facilidad el líquido periprotésico que en pequeñas cantidades sería normal, pero  si la cantidad es llamativa sería sugestivo de seroma y habría que drenarlo.

También es superior en  la detección y caracterización del carcinoma infiltrante y su representación más frecuente: el nódulo. Sin embargo, la ecografía no consigue visualizar con fiabilidad las microcalcificaciones.

Mamografía

En las mujeres con implantes la mamografía sigue siendo el procedimiento estándar para el diagnóstico precoz del cáncer de mama.

Se considera indicada siempre que persista alguna cantidad de tejido mamario después de la cirugía. En estos casos resulta imprescindible, ya que es la técnica más sensible y específica de que se dispone para detectar y caracterizar el carcinoma intraductal y su representación más característica: las calcificaciones.

La proyección mamográfica de mayor interés en estas pacientes es la llamada proyección de Eklund. Consiste en comprimir y radiografiar solamente el tejido mamario residual, tras rechazar hacia atrás las prótesis de silicona, y es más fácil de realizar en la colocación subpectoral de las mismas.

Si la mujer refiere o presenta síntomas de contractura capsular de la prótesis  grado III o IV de la Escala de Baker no se realizará la mamografía.

Con relación a las prótesis de silicona, la mamografía es muy útil para diagnosticar roturas extracapsulares pero habitualmente resulta ineficaz en la detección de roturas intracapsulares. (No produce alteraciones en la mamografía, donde el implante puede aparecer de morfología normal o quizás solo muy ligeramente alterado).

No se recomienda realizar mamografías antes de 4 meses desde la implantación de las prótesis. Si se encuentra en esta situación es necesario retrasar la exploración.

Aunque con una probabilidad muy baja, hacer una mamografía sobre unas prótesis previamente deterioradas puede provocar la rotura de las mismas. Por lo tanto este método de imagen se contraindica si en la ecografía existe alguna sospecha.  La confirmación de dicha rotura se debería de hacer mediante una resonancia magnética.

Resonancia magnética

Es el método de elección para confirmar la rotura protésica.

Distingue tanto las roturas extracapsulares, en las que se verá material protésico por fuera de la cápsula como las intracapsulares, en las que aparecerá la cubierta del implante flotando en el interior del contenido “signo del espaguetti o del linguini. Existen otros signos como el de la “lágrima” o “cerradura”, con el mismo significado.

Reconoce muy bien el líquido periprotésico.

En el terreno de la radiología mamaria, esta exploración es considerada la más sensible (superior al 95%) para la detección del carcinoma infiltrante de mama, ya sea primario o debido a recidiva. Sin embargo, la resonancia magnética (RM) presenta algunas carencias.

En primer lugar, su sensibilidad desciende cuando se trata de detectar carcinomas de tipo intraductal (al igual que ocurre con la Ecografía), aspecto en el que parece no superar a la mamografía.

Por lo tanto tras la cirugía de aumento mamario con implantes:

–  Se recomienda un estudio previo del tejido mamario previo a la intervención sobre todo en pacientes mayores de 25 años o con antecedentes de lesiones mamarias o familiares con cáncer de mama.

– La prevención es importante. Realiza un seguimiento ecográfico anual mediante Ecografía del estado de los implantes mamarios, para detectar tanto roturas intracapsulares como extracapsulares.

– Es aconsejable realizar un screening del cáncer de mama mediante Mamografías anuales o bianuales, entre los 45 y 69 años, siguiendo los protocolos actuales independientemente de ser portadora de implantes.

– Este estudio mamográfico se deberá complementar con una ecografía en pacientes con implantes mamarios ya que la mamografía no diferencia las roturas intracapsulares.

– En estos casos se hará previamente la Ecografía y si se sospecha rotura protésica se confirmará con una Resonancia Magnética, y se evitará la realización de la mamografía que podría empeorar la rotura.

– Debido a que hay alteraciones de los implantes no visibles en las pruebas de imagen sino clínicamente:  contractura capsular, rotación, rippling…, hay que complementar estos estudios con una revisión en la consulta del cirujano plástico.

En la Clínica de Cirugía Plástica Castro Veiga tenemos un programa de seguimiento anual para pacientes portadoras de implantes mamarios.