Quién más, quién menos, todos libramos una batalla constante con la grasa corporal. Determinados metabolismos son más agradecidos, en ese sentido. Y para estas personas, llevar una dieta equilibrada y practicar ejercicio físico de manera habitual es suficiente para mantener la línea.

Sin embargo, para la mayoría de los mortales, eliminar la grasa sobrante, especialmente cuando está muy localizada, es una auténtica pesadilla. Por muchas horas que se pasen en el gimnasio.

Muchas veces, por otro lado, resulta sorprendente comprobar cómo conseguimos quemar grasa rápidamente de algunas zonas, mientras otras parecen prácticamente inmutables.

Todo esto, tiene mucho que ver con el tipo de grasa corporal al que nos estemos enfrentando. ¿Sabes qué tipos de grasa tienes en tu cuerpo? Hoy te contamos no solo qué tipos de grasa hay en el organismo y cuáles son sus características, sino también cómo puedes eliminarla definitivamente. ¡Toma nota!

¿Qué papel tiene la grasa en nuestro organismo?

No debemos odiar ni demonizar la grasa, ¡por muy contradictorio que te parezca! La grasa de nuestro cuerpo tiene una función vital para su correcto funcionamiento: protege nuestros órganos, nos ayuda a permanecer a una temperatura óptima y tiene un importante papel, también, a nivel hormonal.

Eso sí, siempre y cuando permanezca dentro de unos límites que consideremos saludables.

Por ejemplo, los niveles óptimos de grasa en mujeres, suelen estar entre el 20% y el 25%. Mientras que en el caso de los hombres, el baremo se encuentra entre el 16% y el 20%. Aquí el nivel de estrógenos en las mujeres condiciona que sus cuerpos necesiten acumular mayor cantidad de grasa que en el caso de los hombres.

Pero en nuestro cuerpo no solo tenemos un tipo de grasa. Analicemos a continuación qué tipos existen y cuál es la mejor forma de deshacernos de la que nos sobra. Por muy rebelde que parezca.

Tipos de grasa corporal y cómo deshacernos de ella

Primero, vamos a identificar los tres grandes grupos en cuanto a tipología de grasa se refiere.

Grasa dura: este tipo de grasa se caracteriza por acumularse alrededor de los órganos de nuestra tripa, en la zona abdominal. Su presencia es más frecuente y visible en hombres que en mujeres, y es la más complicada de hacer desaparecer. También, es la grasa más indeseable en términos de salud, puesto que está asociada a mayor prevalencia de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes tipo 2, etc.

Grasa blanda: este tipo de grasa se presenta de forma más superficial que la categoría anterior, y no es tan peligrosa para la salud. Eso sí, resulta muy antiestética. Sus zonas favoritas de acumulación son los glúteos y las piernas, y es mucho más común en mujeres que en hombres. Es más fácil de eliminar, pero también puede presentarse en forma de depósitos de grasa localizados, que nos impiden alcanzar una figura esbelta y equilibrada (como es el caso de las famosas “cartucheras”).

Grasa intermuscular: es la más anecdótica. La podemos encontrar en las fibras musculares y en proporciones muy pequeñas.

Y ahora te estarás preguntando: ¿Qué puedo hacer para eliminar la grasa no deseada? 

Pues en términos generales, seguro que ya te sabes la lección. Tanto si nos referimos a grasa dura como a grasa blanda, una rutina de ejercicio demandante, una buena hidratación y una alimentación saludable (no dudes en recurrir a especialistas en nutrición, las dietas milagro no existen y son contraproducentes), son los pilares de la eliminación de grasa.

Sin embargo, cuando nuestro metabolismo no nos ayuda lo suficiente, y cuando los acúmulos de grasa están muy localizados, el mejor tratamiento sigue siendo la liposucción láser de última generación. Tanto si el tipo de grasa es dura, y debe extraerse del abdomen, como si es blanda y está localizada en áreas de más difícil acceso, como ocurre por ejemplo con los brazos.

Lipoláser: erradica la grasa localizada definitivamente

El lipoláser o liposucción por láser sigue siendo el mejor tratamiento contra los depósitos de grasa rebeldes.

Gracias a su avanzada tecnología láser, se proporciona calor a la grasa, de modo que ésta se disuelve y se cierran los vasos sanguíneos, facilitando enormemente su extracción con un mínimo impacto en los tejidos. Por lo tanto, es la técnica más adecuada para eliminar cualquier tipo de grasa, incluso en zonas más desafiantes, favoreciendo una buena recuperación postoperatoria.

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